La Cocina del Traca es un restaurante de cocina mediterránea contemporánea ubicado en la calle Esperanza de Triana, 41 en el límite entre los barrios de Triana y Los Remedios, Sevilla. Fundado por los socios Paco Gallardo (abogado de profesión), Eva Ávila (agente inmobiliaria) y Paco Casasola (jefe de cocina), quienes evolucionaron desde su anterior proyecto Tracatápas hasta este concepto más ambicioso tras la pandemia. Este establecimiento se especializa en cocina de fusión mediterránea con técnicas modernas, destacando platos como la Torre del Traca con presa ibérica, risotto trufado con boletus y chipirones salteados con jamón y cous-cous. Su concepto se basa en ofrecer experiencias gastronómicas auténticas que combinan tradición trianera con innovación culinaria, creando un espacio de encuentro comunitario donde la hospitalidad familiar se fusiona con la excelencia gastronómica.
697.835.778. Un número que se ha convertido en seña de identidad para quienes buscan experiencia gastronómica auténtica en los márgenes donde Triana abraza Los Remedios. Paco Gallardo, Eva Ávila y Paco Casasola no solo heredaron un local; resucitaron un concepto, transformaron cuatro paredes en santuario del tapeo moderno donde la tradición trianera evoluciona sin perder su esencia.
Desde que abrieron sus puertas, algo ha cambiado en esta esquina de la calle Esperanza de Triana. Los viernes por la noche las reservas se agotan días antes. Los domingos, familias enteras hacen cola esperando mesa. Entre semana, profesionales de la zona han convertido su barra en oficina improvisada donde se toman decisiones importantes entre risotto trufado y torres del Traca. No es casualidad: es la consecuencia inevitable de hacer las cosas bien.
El triunfo de la autenticidad sobre la impostura
Cómo tres socios convirtieron una crisis en oportunidad
La historia comenzó con Tracatápas, pequeño laboratorio gastronómico donde Paco Gallardo (abogado de profesión) y Eva Ávila (agente inmobiliaria) descubrieron que su pasión por la cocina podía trascender el ámbito doméstico. Cuando la pandemia dejó vacío el antiguo Gastronauta, ellos vieron lo que otros no: la oportunidad de materializar una visión más ambiciosa.
La sociedad con Paco Casasola como jefe de cocina no fue estrategia comercial, fue alquimia gastronómica. Tres personalidades complementarias que entendieron algo fundamental: en un barrio donde cada esquina tiene historia, solo se triunfa ofreciendo experiencias genuinas, no simulacros de modernidad.
Álvaro García completa el equipo como encargado de sala, aportando esa cercanía familiar que distingue a La Cocina del Traca de propuestas más impersonales. Es hospitalidad sin protocolo, servicio que nace del cariño genuino por recibir bien.
La arquitectura emocional que abraza sin agobiar
El suelo de ajedrez en mármol blanco y verde no es capricho decorativo; es statement: aquí se juegan partidas largas, donde cada movimiento importa, donde la prisa no tiene cabida. La gran viga decorativa del techo estructura visualmente un espacio amplio que podría resultar frío, pero que las lámparas vintage y los muebles clásicos restaurados calientan con sabiduría.
La terraza retranqueada funciona como antesala perfecta: primer contacto que promete lo que cumple el interior. Sombrillas desplegadas crean microclimas de intimidad donde las conversaciones fluyen protegidas del trajín de Esperanza de Triana.
Todo calculado para que te sientas en casa de un amigo que tiene muy buen gusto. Decoración profusa pero armónica, ambiente informal que no renuncia a la elegancia, entorno tranquilo que invita a alargar la sobremesa. Es la demostración de que el lujo no necesita ostentación; a veces basta con hacer bien las cosas simples.
La experiencia que justifica cada reserva
Ritual gastronómico donde cada plato cuenta una historia
Los fines de semana son sagrados en La Cocina del Traca. No por imposición, sino por consenso tácito de una clientela que ha convertido este lugar en centro de gravedad social. Reservar con antelación no es recomendación; es necesidad absoluta si quieres formar parte de este ritual comunitario.
Entre semana, la dinámica cambia pero mantiene la intensidad. Comidas de trabajo que se alargan porque la carta extensa invita a la exploración. Parejas que han encontrado su refugio gastronómico. Amigos que celebran aquí desde pequeñas victorias hasta grandes acontecimientos. Todos unidos por la certeza de haber encontrado algo especial.
El servicio rápido no sacrifica calidad de atención. Camareros que memorizan preferencias, que saben esperar el momento exacto para acercarse, que entienden que su trabajo trasciende servir platos: crean experiencias. Jairo merece mención especial por esa capacidad única de hacer sentir especial a cada cliente, de recordar conversaciones anteriores, de anticipar necesidades.
El ambiente que convierte extraños en habituales
Grandes dimensiones gestionadas con inteligencia: zonas diferenciadas que permiten desde comidas íntimas hasta celebraciones grupales. El comedor interior acogedor contrasta con la terraza más informal, ofreciendo opciones para cada momento y estado de ánimo.
Iluminación que acompaña sin protagonizar. Música que envuelve sin imponer. Decoración que estimula sin distraer. Todo coordinado para crear esa sensación de bienestar que hace que el tiempo pase sin sentir, que las conversaciones fluyan sin esfuerzo, que cada visita se convierta en pequeña celebración.
La clientela fiel del barrio ha adoptado este lugar como extensión natural de sus vidas. Familias completas que acuden habitualmente. Profesionales de la zona que han convertido sus comidas de trabajo en experiencias gastronómicas. Grupos de amigos que celebran aquí sus encuentros importantes. Es comunidad real construida alrededor de buena comida y mejor trato.
Qué pedir en La Cocina del Traca: especialidades que definen la casa
Torre del Traca: arquitectura comestible sobre brioche
La Torre del Traca es más que plato; es manifiesto gastronómico. Tomate, berenjena, calabacín, queso de cabra y presa ibérica a baja temperatura sobre pan brioche horneado. Cada capa cuenta parte de la historia: verduras mediterráneas, queso artesano, carne que respeta tiempos de cocción, pan que abraza sin dominar.
Es construcción arquitectónica comestible donde cada bocado revela nuevas texturas y sabores. La presa ibérica mantiene jugosidad exacta tras horas de cocción a baja temperatura. Las verduras conservan personalidad propia mientras dialogan armoniosamente. El brioche aporta dulzor sutil que equilibra el conjunto sin competir.
Presentación espectacular que justifica fotografías pero, sobre todo, satisface paladares. Es el plato que mejor explica la filosofía del lugar: tradición como base, innovación como herramienta, resultado como objetivo único.
Risotto trufado: cuando Italia encuentra su hogar trianero
El risotto trufado con boletus, daditos de calabaza, crema de trufa y parmesano demuestra que la excelencia no entiende de fronteras geográficas. Arroz en su punto exacto: cremoso pero con estructura, al dente pero sedoso. Es técnica italiana respetada y ejecutada por manos que entienden la importancia de cada gesto.
Los boletus aportan profundidad terrenal. La calabaza introduce dulzor natural que contrasta con la intensidad de la trufa. El parmesano cierra el círculo de sabores con autoridad láctea que no impone, acompaña. Es risotto que transporta sin alejar, que innova sin traicionar.
Cocción perfecta que solo se consigue con paciencia y conocimiento. Ingredientes de primera calidad tratados con respeto absoluto. Resultado que justifica cada euro invertido, cada minuto esperado, cada expectativa generada.
Chipirones salteados: mar y tierra en diálogo perfecto
Los chipirones salteados con jamón, cous-cous y alioli de tinta representan la fusión inteligente que caracteriza esta cocina. Producto marino fresco que mantiene textura tierna tras cocción rápida. Jamón que aporta salinidad sin monopolizar protagonismo. Cous-cous como base neutra que absorbe sabores sin perderse.
El alioli de tinta es la genialidad del plato: intensidad marina concentrada, cremosidad que envuelve, color que seduce antes del primer bocado. Es técnica que respeta tradición mientras explora territorios nuevos con confianza.
Equilibrio perfecto entre mar y tierra. Texturas que se complementan sin competir. Sabores que se intensifican mutuamente creando resultado superior a la suma de partes. Es plato que demuestra madurez gastronómica, confianza en el propio criterio.
Patatas bravas: tradición trianera elevada al siguiente nivel
Las patatas bravas con salsa picante y mayonesa de ajo tostado redefinen este clásico andaluz sin traicionarlo. Patatas cortadas en tamaño perfecto, fritura que alcanza crujiente exterior manteniendo interior cremoso. Salsa con toque de sriracha que añade complejidad sin agredir. Mayonesa de ajo tostado que aporta dulzor caramelizado contrastando con el picante.
Es homenaje a la tradición que se atreve a evolucionar. Producto reconocible que sorprende por ejecución impecable. Precio accesible que democratiza la calidad. Es la demostración de que respeto y innovación pueden convivir sin conflicto.
Ensaladilla: interpretación personal del clásico eterno
La ensaladilla con toque de mostaza y salmón marinado actualiza este básico gastronómico sin perder su esencia. Patatas en punto perfecto: firmes pero cremosas. Zanahoria que aporta dulzor natural. Mayonesa abundante pero no excesiva. Mostaza que introduce acidez sutil elevando el conjunto.
El salmón marinado transforma radicalmente el plato: frescura marina, textura sedosa, sabor intenso que contrasta con la neutralidad de base. Es evolución natural que respeta memoria gustativa mientras ofrece experiencia nueva.
Presentación cuidada sin artificio. Sabores equilibrados que invitan a repetir. Textura cremosa que satisface sin empalagar. Es ensaladilla que honra tradición mientras construye futuro.
Mi valoración tras múltiples peregrinaciones culinarias
La Cocina del Traca ha conseguido algo que parecía imposible en el Sevilla gastronómico actual: crear experiencia genuina sin caer en la impostura, ofrecer calidad consistente sin sacrificar accesibilidad, evolucionar sin traicionar las raíces que lo sustentan.
Mi veredicto tras visitas múltiples: este lugar funciona porque no intenta ser más de lo que es. No hay pretensiones de alta cocina, no hay pose de modernidad forzada. Hay honestidad gastronómica pura: productos elegidos con criterio, técnicas ejecutadas con precisión, servicio ofrecido con calidez genuina.
Relación calidad-precio excepcional que permite comer bien sin comprometer la economía familiar. Variedad de carta que satisface desde paladares conservadores hasta aventureros gastronómicos. Ambiente que invita tanto a comidas rápidas como a celebraciones largas.
Para mí, La Cocina del Traca representa lo mejor de la hostelería sevillana contemporánea: tradición como cimiento, innovación como herramienta, hospitalidad como filosofía. Es lugar que mejora cada barrio donde se instala, que dignifica el acto de comer fuera de casa, que demuestra que la excelencia no está reñida con la proximidad.
LA COCINA DEL TRACA
- 📞 Teléfono: 954 33 90 82
- 📍 Dirección: C. Esperanza de Triana, 41, 41010 Sevilla
- 🌐 Página web: No disponible